Un poco antisocial, pero
no de las que no hacen esfuerzo por dejar de serlo, lo juro, a veces lo intento,
pero mi naturaleza raramente sociable, me censura, tampoco soy de las que viven
solitarias, mis lista de “friends” es corta, pero eso sí, muy condensada y
selecta. Disfruto de las noches silenciosas y largas, en las que mi
imaginación, esa que se amodorra durante el día, con el estrés del trabajo y la
universidad, vuela, explorando mundos paralelos que dejo existir solo allí, y
es que cuando tomo lápiz y papel, mis dedos parecen no querer desprenderse del
objeto de madera, que se convierte en mi único medio, para describir lo que en
mi cabeza, sucede, mis diferentes “Yo” se ocultan detrás de letras confusas y
enredadas, adoro escribir, eso es cierto, aunque mi apariencia diste mucho de
la imagen de una “chica que escribe”, pues me gusta leer, pero no vivo apilada
en libros, ni perdida entre hojas o párrafos de alguna novela romántica, soy la
chica de los tacones altos, que los prefiere altos, a las chatas zapatillas o "ballerinas",
negro en los ojos y carmesí en los labios, del cabello no necesito preocuparme,
lo adoro sin peinarlo, mi vanidad la tengo resuelta, no se oculta, eso es
cierto, pero tampoco vocifera. Disfruto de caminar bajo la lluvia, de donde
soy, esas noches entre lágrimas del cielo, son hermosas, disfruto de la
simplicidad de las cosas, esos momentos que en la vida no cuestan moneda
alguna, el amor, la verdadera amistad,
esa que no se esconde tras un saludo camuflado que apuñala o escupe envidia,
esa amistad que puede acortar distancias, que no necesita pregonarse para saber
que existe, el amanecer no me ha llegado a sorprender, pues Morfeo me aprisiona
y yo feliz, aprendí a disfrutar del ocaso en la playa de Puerto Eten, donde el mar alguna vez me asalto sin éxito, mi
practicismo y racionalismo, le dan duras batallas a mi tímido romanticismo al
momento de crear mi poesía, una noche bohemia con alguna copa de vino y algo de
música, la habitación a oscuras, y la brisa de la noche colándose por mi
ventana, es mi mejor escenario, muy al margen de los aciertos literarios, mi poesía
es libre , como yo, escrita con la fuerza de cada sentimiento que me poseen, hasta
hacerme regurgitar; letras, con las alegrías de algunos sucesos, o con el más
amargo de los llantos.